Feria de Muestras de Asturias - HISTORIA GRÁFICA (1924-2016)

28 29 FIDMA Y LA CÁMARA DE COMERCIO DE GIJÓN: HISTORIAS EN PARALELO 1.1 La comisión organizadora no escatimó esfuerzos y publicó una monografía titulada Gijón y la Exposición de 1899 , impresa en los talleres de tipografía La Industria. Planteada como justificación y catálogo de la exposición, se convirtió en una guía enaltecedora de Gijón donde se narraban sus orígenes e hijos ilustres, a la vez que se presentaba un completo compendio de infraestructuras, industrias y equipamientos existentes en aquel momento en la ciudad. En su introducción, Fermín Canella Secades recordaba que no era la primera exposición que se reali- zaba en Asturias, pues la Sociedad Económica de Amigos del País había orga- nizado distintos certámenes en Oviedo entre 1783 y 1814, y a las exposiciones provinciales de ganado en 1844 se sumaba una exposición de productos de las artes y pinturas. El Ateneo-Casino Obrero realizó en Gijón en 1888 una exposición artístico-industrial que se repitió en 1891. Sin embargo, la Exposición de Gijón, que siguió el modelo y se equiparó con las exposiciones nacionales y universales del siglo xix , se presentaba como «grandiosa enseñanza para leer y estudiar el porvenir de Asturias» y reivindicaba Gijón como motor del desarrollo regional. El arte jugó un papel destacado en la exposición y fue el instrumento primordial en la demostración de grandeza, progreso y futuro que pretendía reflejar. El empla- zamiento seleccionado y cedido por particulares, los Campos Elíseos, que ocupaba una gran extensión, permitió desarrollar toda la escenografía, al tiempo que su habi- tual uso como lugar de recreo aportaba algunas infraestructuras necesarias. El arquitecto director de la comisión técnica y encargado de diseñar y distri- buir los espacios, así como de proyectar el pabellón central, fue Mariano Marín 5 y el resultado, un recinto en el que las arquitecturas levantadas mostraban un gran despliegue de ornamentos y alegorías al comercio y a la industria. La entrada monumental, diseñada por Manolo Marín, daba acceso a un recinto en el que, tomando como eje central el Teatro-Circo Obdulia, los cuidados jardines, a cargo de Pedro Múgica, marcaban las zonas expositivas y avenidas: los jardines de la izquierda acogían las secciones industriales y el pabellón central; los jardines de la derecha se dedicaron a atracciones y zonas de ocio (con, por ejemplo, una montaña rusa y una gruta con juegos de agua) además de acoger el pabellón de Bellas Artes. Pocos fueron los expositores que gozaron de los recursos necesarios para crear sus propios pabellones, pero destacó por su originalidad el de la fábrica de Colunga Hijos de Pablo Pérez, que recreaba un hórreo con botellas de sidra con la etiqueta de la casa y que se repetiría con igual éxito en la Feria de Muestras de los años veinte. En la exposición presentada en el pabellón de Bellas Artes participaron artistas por entonces consolidados como José Robles, Menéndez Pidal o Juan Martínez Abades, junto con artistas noveles, entre los que pasó casi inadvertido para la prensa un joven Nicanor Piñole. Su importancia dentro del certamen la reflejan los numerosos artículos publicados al efecto, entre los que destaca el número que le dedica El Avance el 15 de agosto de 1899. La comisión de propaganda de la Exposición, si bien no tuvo mucho tiempo para desarrollar con profusión su tarea, utilizó sobres anunciadores como medio de 5 Mariano Marín Magallón (Barcelona, 1866 – Madrid, 1924) era entonces director de la Escuela de Artes y Oficios de Gijón. Entre otras arquitecturas realizó en 1894 el llamado Martillo de Capua y dio pie a una dinastía de arquitectos que han marcado la morfología de Gijón. Véase Blanco González, H.: Gijón 1900: Arquitectura de Mariano Marín Magallón , Gijón: Llibros del Pexe, 2004. rápida difusión. Se convocó un concurso para la realización de diplomas y meda- llas, del que resultaron ganadores los artistas Ventura Álvarez Sala y el escultor Muñoz Lucena 6 . La colaboración de diarios locales en la organización de la Exposición dio especial resultado en la publicación de un número especial, El Comercio Ilus- trado , que recogía la Exposición y lo que en ella se mostraba. Arturo Truan fue su director artístico y el encargado de realizar las fotografías, que Laporta transformó en fotograbados y que ilustraban el número con detalles de los exteriores del recinto e interiores de los pabellones. La portada fue realizada por Juan Martínez Abades, pintor reconocido por sus marinas e ilustrador colaborador de la publica- ción Blanco y Negro , para la que realizó un reportaje sobre la Exposición de Gijón con Arturo Truan y Ricardo del Río. En la portada de El Comercio Ilustrado (ver página 24) Martínez Abades abandonaba su estilo moderno y desenfadado para recrear una imagen clásica en el que una mujer, alegoría de la victoria, descorre una cortina tras la que deja ver el pabellón central diseñado por Mariano Marín. A sus pies, el casco de ala ancha de Hermes, dios griego protector de los viajeros y símbolo del comercio. El mismo artista realizó el estandarte de la Cámara de Comercio, pintado sobre el escudo en seda de la ciudad, y que se coronaba con los atributos de la industria y el comercio 7 . Estas manifestaciones artísticas demuestran el momento de celebración que vivía la ciudad y el espíritu de colaboracionismo que caló en todos los estamentos. Las instituciones públicas, mermadas tras la guerra, pudieron aportar pocos recursos y la financiación dependió del apoyo de los círculos, asociaciones y la Cámara de Comercio, así como de la donación de particulares y el ingenio de la comisión organizadora, que inventó recursos como la subasta de las vallas exte- riores del recinto como espacios publicitarios 8 . El gran éxito comercial y de acogida popular 9 obtenido por, entre otros, este modelo de financiación público-privada, la junta mixta organizadora y la inclusión en el certamen de verbenas que amenizasen el verano gijonés forjaron un modelo que, si bien no tuvo una continuidad inmediata, se convertiría en el principal antecedente de las Ferias de Muestras Asturianas desarrolladas en la década de los años veinte del siglo xx . Además del éxito de la Exposición Regional, la memoria presentada por la Cámara en 1900 narraba las protestas realizadas contra las cargas impuestas por el ministro de Hacienda, que se formalizaron en el cierre de tiendas el 16 de junio de 1899 y la efectividad de la propaganda llevada al interior y oriente de la provincia, que logró las adhesiones y la creación de la junta local de Sama de Langreo y La Felguera. También se solicitó una ley que permitiese la creación de una Caja Nacional de Ahorros y otra de Seguros. 6 El diploma seleccionado de Álvarez Sala respondía al lema Iris y la medalla del sevillano Muñoz Lucena estaba dedicado a la navegación, tal y como recogía El Noroeste el 8 de mayo de 1899. 7 Crabiffosse Cuesta, F.: El cartel en Asturias , Gijón: Fundación Municipal de Cultura, 2009. 8 González Fernández, N.: El arquitecto Mariano Marín Magallón y la Exposición Regional de 1899. Un estudio histórico-artístico del Gijón finisecular , Oviedo: KRK Ediciones, 2001. 9 Según se recoge en la «Memoria de la Exposición» publicada en El Comercio , ano XXIII, n.º 6476, (Gijon, viernes, 30 de marzo de 1900), visitaron el certamen 146.666 personas. Fachada principal del pabellón de Bellas Artes de la Exposición Regional de Gijón de 1899 con un tapiz realizado por Antonio García Mencía (anónimo, Muséu del Pueblu d’Asturies). Entrada a la Exposición Regional de 1899 en los Campos Elíseos (anónimo, Muséu del Pueblu d’Asturies).

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