Feria de Muestras de Asturias - HISTORIA GRÁFICA (1924-2016)

61 60 una identidad para Asturias: la Feria Internacional de Muestras Asturiana y « Asturias, Turismo Natural » 1.2 fueron también exportadores, a través de la circulación de sus obras, de imágenes y costumbres de España. Ese vínculo establecido entre los artistas y el viaje sirvió indirectamente como fuente de recursos iconográficos en la difusión de destinos turísticos; no en vano, la utilización del arte como propaganda forma en cierto modo parte de su idiosincrasia. España no entraba dentro de la ruta establecida por el grand tour , pero a finales del siglo xix se convirtió en lugar de paso de artistas y escritores en su camino a África. Estos intelectuales crearon la leyenda de una España negra, pintoresca y colorista, motivos que fueron asumidos por los propios artistas locales, que pronto realizaron obras y láminas para que estos visitantes pudiesen llevarse de recuerdo. Más allá de contentar a turistas ávidos de souvenirs , con la llegada del siglo xx los organismos estatales que surgen para organizar el turismo fueron conscientes de que se debía fortalecer la imagen del país, lejos de esos mitos románticos, y crear una identidad nacional, principalmente a través de su naturaleza, su patrimonio monumental y atracciones turísticas. El desarrollo de las comunicaciones favoreció el turismo de la clase media, que se sentía atraída por el encanto de las nuevas infraestructuras turísticas y las esta- ciones de moda que conocía a través de las revistas gráficas de inicios del siglo xx . Blanco y Negro , La Esfera , Nuevo Mundo o Mundo Gráfico fueron impulsores de la idea del turismo a través de sus páginas repletas de fotografías y reportajes ilus- trados. Desde finales de siglo algunos artistas asturianos, como Martínez Abades y Álvarez Sala, combinaban su producción artística con encargos para ilustrar estas revistas y publicaciones, enalteciendo un género que aportaba ingresos a los artistas a la vez que propagaba su nombre; ampliaban esta producción con la elaboración de carteles, generalmente los producidos para anunciar los festejos locales. Los artistas encontraron en los talleres litográficos el lugar donde trabajar, reali- zando dibujos, diseños para etiquetas y anuncios de las industrias locales, a cambio de un sueldo. Esta práctica favoreció el dominio técnico y formal de los artistas, que se completó con la llegada de nuevos lenguajes formales procedentes sobre todo de Francia y dio pie a la creación del cartel moderno. A finales del siglo xix e inicios del xx la modernidad se da cita en París, donde encontramos ejemplos de artistas plásticos que hicieron una incursión en el cartel. El primer cartel seriado conside- rado como tal por los historiadores fue realizado por Édouard Manet, al que seguirían otros como Jules Chéret o Henri de Toulouse-Lautrec. Allí se dieron cita numerosos artistas españoles que se contagiaron de las prácticas, y si bien el modernismo francés tuvo una mayor incidencia en Cataluña y en artistas como Ramón Casas. Evaristo Valle fue uno de los artistas asturianos que en su estancia en París trabajó en talleres gráficos bocetando carteles y dibujando viñetas y caricaturas. En Asturias, especialmente con la experiencia de artistas como Álvarez Sala y Martínez Abades, los artistas jóvenes vieron en la ilustración una manera de dar a conocer su talento, reclamando estas convocatorias a comienzos del siglo xx un valor artístico añadido a sus autores. Se inició así una nueva corriente en la creación de carteles, efectivos y artísticos, en los que el naturalismo y la represen- tación de formas inherentes a las tradiciones del lugar del objeto a promocionar tomaron protagonismo. Esto hizo que se seleccionasen principalmente artistas locales, buenos conocedores del folklore y realidad específicos. El cartel como herramienta del turismo no se explotó de manera efectiva y organizada hasta la creación del Patronato Nacional de Turismo en 1928. Vivió entonces unos años dorados, coincidentes además con la Exposición Iberoameri- cana de Sevilla, para la que se seleccionaron artistas nacionales para la realización de carteles que representasen a todas las regiones. Hasta entonces, el uso del cartel se había centrado en la publicidad industrial, en el anuncio de festejos y corridas de toros y en alguna iniciativa local, no por ello menos interesante. Además de influir en el cartel, la litografía fue clave en el desarrollo de la tarjeta postal, cuya introducción en España se sitúa en la década de los setenta del siglo xix . Sin embargo, las primeras tarjetas postales ilustradas no circularon por España hasta 1892 7 y fueron editadas por la industria privada, en formato 14 x 9 cm desde su regulación mediante Real Decreto. Los suizos Oscar Hauser y Adolfo Menet abrieron en 1890 en Madrid la fototipia Hauser y Menet e incluyeron en estas tarjetas vistas de las ciudades y monumentos. Con la llegada del siglo xx el perfeccionamiento de la técnica favoreció las variantes de postales, entre ellas las artísticas, realizadas con color mediante litografía. Se popularizó la circulación de postales en España y también su coleccionismo, generando una industria de impresores, artistas y fotógrafos generadores de nuevo material. En lo referente a la Feria de Muestras Asturiana, los carteles se realizaron mediante encargo directo o convocatoria de concurso, dependiendo de la edición. Sin duda esta iniciativa dio impulso al cartelismo en Asturias, lo que adelantó unos años la utilización del cartel como principal medio de difusión de una imagen de la región y popularizó esta práctica entre los artistas asturianos, situándola como una actividad noble dentro de la práctica artística. Actualmente se conservan once imágenes en formato postal y un cartel de gran formato. A través de artículos publicados en los distintos medios locales y las memorias editadas por la propia Feria, podemos conocer algunos datos de tirada y sabemos con certeza que las imágenes de cartel se replicaban en formato postal. Las postales se editaban en mayor número ya que era un medio más econó- mico y, sobre todo, facilitador de una mayor difusión, ya que el atractivo de la imagen suponía un aliciente para que la población las enviase a sus conocidos fuera de la ciudad, convirtiéndose en un actor activo de la difusión de la Feria. Además de la leyenda principal que recogía el acontecimiento y sus fechas en la parte principal, en la trasera se podía leer: «Gijón. -Centro importantísimo de rela- ciones hispano-americanas, puerto trasatlántico de primer orden. -Primer puerto carbonero y de cabotaje de España. -Estación veraniega de moda. Incomparable clima. -Extraordinarios paisajes de costa, de campiña y de montaña». Pese a que sabemos del valor que la Comisión Permanente de la Feria le dio a la propaganda y a la necesidad de construir la imagen de la Feria a través de un motivo plástico, no se conserva ningún cartel que haya sido con seguridad el correspondiente a la 1.ª edición. La participación de Nicanor Piñole en el Subco- mité de Arte y Propaganda ha favorecido la teoría de que podría ser el autor del cartel de la 1.ª edición de la Feria, ya que entre su producción se conserva una obra titulada Victoria , que parece un boceto preparatorio para cartel y que el Museo Nicanor Piñole de Gijón data sobre 1924. 7 Teixidor, C.: La tarjeta postal en España: 1892-1915 , Madrid: Espasa Calpe, 1999, pág. 9. Cubierta de Gijón, verano de 1913 , realizada por Ventura Álvarez Sala, 1913 (Muséu del Pueblu d’Asturies). Juan Martínez Abades, Gijón , Blanco y Negro , n.º 176, 15 de septiembre de 1894. Gouache sobre papel, 477 x 360 mm. Museo ABC de Dibujo e Ilustración, Madrid.

RkJQdWJsaXNoZXIy NzU1NzQ=