Feria de Muestras de Asturias - HISTORIA GRÁFICA (1924-2016)

77 76 La recuperación de una tradición como proyecto de futuro 1.3 El desarrollo geográfico y arquitectónico de la Feria tuvo una gran repercusión en el modo en el que se representaba iconográficamente, pero fue su propia marca la más efectiva. Uno de los elementos más emblemáticos y que actuó con mayor fuerza como anunciante del certamen fueron las propias letras Feria de Muestras elevadas sobre el río Piles. Estas letras eran visibles desde la playa y suponían un gran reclamo para los veraneantes así como una declaración de intenciones. Por fin, la Feria se acercaba a los deseados terrenos de la margen derecha del Piles, que conformarían desde el invierno de 1966 la localización definitiva de construcción del Recinto Ferial de Asturias. También se pintaban cada año unas grandes letras que avisaban de la puesta en marcha del certamen en el espigón de la punta Lequerique. Estas acciones pequeñas y concretas tenían una gran repercusión, pues acercaban la Feria al día a día de los ciudadanos y la situaban como una actividad central del verano en Gijón, facilitando a los veraneantes su conocimiento, si bien es cierto que ya se fletaban autobuses desde otras ciudades para disfrutar de un día de playa y feria. La clave del éxito del regreso de la Feria de Muestras de Asturias estuvo, de nuevo, en su capacidad de involucrar a distintos agentes de la industria, política y sociedad asturiana y conseguir que sintiesen que su éxito era el de todos. La Cámara de Comercio de Gijón cedió su protagonismo y creó una Feria simbólica e iconográficamente autónoma, en detrimento de su propia imagen. La fuerza que adquirió la Feria pasó a ser parte de todos. El trabajo que se realizaba cada año para el desarrollo de la Feria, tanto a nivel de infraestructuras como en su oferta expositiva y de ocio, quedó patente en folletos que se editaron a finales de los años sesenta y setenta. Además de incluir un plano del recinto, fotografías a color mostraban las nuevas instalaciones, tanto estructurales del recinto como de los pabellones desarrollados por algunos exposi- tores, además de las atracciones más llamativas, como el helicóptero que ofrecía bautizos del aire por 300 pesetas. Curiosamente, el helicóptero era una de las pocas iniciativas que no producía beneficios a la Feria, pero que compensaba debido a la repercusión que tenía ya que no solo atraía a los visitantes sino que la prensa recogía durante semanas antes noticias relativas a su llegada a la ciudad y trayectos. Folleto realizado con motivo de la 11.ª edición, probablemente por Isaac del Rivero (archivo de la Cámara de Comercio de Gijón). Anuncio del «bautismo del aire» publicado en el diario El Comercio en 1968. Tarjeta con postales, obsequio del Banco de Gijón repartido en la XVII Feria de Muestras, 1973 (Biblioteca de Asturias Ramón Pérez de Ayala).

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