Feria de Muestras de Asturias - HISTORIA GRÁFICA (1924-2016)
84 85 La recuperación de una tradición como proyecto de futuro 1.3 Por otro lado, es posible analizar las distintas maneras en que se enfrenta cada artista al cartel según su práctica habitual. Los artistas vinculados a la escul- tura trabajan por lo general con mayor comodidad el collage , realizando un juego con el volumen a través de la superposición de capas y las texturas de diferentes papeles, si bien es cierto que, a medida que las obras se adentran en el siglo xxi y las prácticas artísticas se vuelven más transversales, es más difícil encasillar la obra de un artista y mayor su versatilidad en la utilización de distintos materiales. Inicialmente, el formato utilizado por los artistas en la base para el cartel era un tamaño aproximado de 70 x 50 cm, sobre el que trabajaban la imagen e incorporaban la tipografía que, por lo general, variaba cada año según el autor. La leyenda se incorporaba dibujándola sobre la propia imagen, con letras en cartu- linas superpuestas marcadas sobre papel vegetal para que sirviesen de guía en la imprenta. A medida que la tecnología evoluciona, los artistas abandonan la inter- vención tipográfica; en algunas ediciones consecutivas incluso hay intentos de estandarizarla pero sin llegar a establecer un modelo definitivo. Del mismo modo, se incorporan los diferentes logos, produciéndose en ocasiones retoques en las obras o incluyendo algunos elementos principales del propio cartel, como podría ser el símbolo del euro introducido en 1998 por María Antonieta Laviada, dibujado de manera separada a la base e incorporado digitalmente. Los artistas tienen total libertad a la hora de afrontar la realización del cartel, lo que se ve reflejado en la variedad de técnicas utilizadas, como el óleo, el grabado, la acuarela o la impresión digital. Las bases de carteles u obras originales serán cada vez más desiguales en cuanto a sus soportes y formatos, especialmente a partir del año 2007, encontrando materiales como el lienzo, el papel o la madera. Los temas representados en los carteles se remiten frecuentemente a los ya utilizados en épocas anteriores, e intrínsecamente ligados a la actividad ferial y cameral: el comercio, la industria y la navegación. Además, la costa de Gijón y su playa vuelven a ser un referente, recuperando el binomio feria-verano. A ellos se sumarán el globo terráqueo de manera reiterada como iconografía de la internacio- nalización del certamen, ya no solo como receptor de propuestas venidas de otros países, sino también como un evento que sitúa a Asturias en el mundo. Otro de los principales temas que se repetirán en los carteles será el recinto ferial, además de destacar arquitecturas como el Palacio de Congresos o la entrada al mismo; su propia morfología representará todo lo que en él tiene cabida. El recinto se ha convertido ya en un lugar cercano y representativo de la ciudad y de la propia Feria, y FIDMA se ha incorporado a la memoria colectiva. Solo algunos afiches representan motivos completamente independientes de la simbología relacionada con la Feria y se corresponden con artistas que han adaptado una obra fiel a su producción al formato cartel. La decisión tomada por la Cámara de Comercio de Gijón de volver a contar con los artistas asturianos no solo contribuyó a reforzar la imagen de la Feria de Muestras, sino que significó apoyar de manera decidida el arte al remarcar su relación con la empresa, y la riqueza de incrementar el patrimonio empresarial ya sea a través de la creación de una colección artística, como el hecho de contar con artistas profesionales para encargos puntuales. Así, en 1993 se encargan dos retratos de gran formato de los presidentes Luis Adaro y Claudio Fernández Junquera. El retrato de Luis Adaro está firmado por Pelayo Ortega, artista que se mueve con comodidad entre la abstracción y lo figurativo, ejercitando el retrato para aportar la claridad característica de sus obras. El color predomina en esta obra que, sin embargo, recoge la personalidad del retratado, de semblante sereno, de pie delante de una biblioteca, en clara alusión a su continua investigación sobre la historia de la industria en Gijón y en el conjunto de Asturias y sus numerosas publicaciones. Fernando Redruello representa a Claudio Fernández-Junquera en un retrato clásico en cuanto a la pose del protagonista que, sentado en un sillón, sostiene la mirada del artista y, por lo tanto, del espectador. No hay pretensiones de espontaneidad en una obra directa que, no obstante, es aligerada mediante la soltura del trazo y la simplicidad de la escena. Redruello es un artista que evoluciona desde el dibujo y la pintura hacia el arte más objetual, por lo que no es de extrañar que elimine todo artificio de la obra; solo unos papeles que se intuyen al fondo dan alguna pista sobre la ocupa- ción del protagonista al que le otorga el foco central de la obra. El interés por el arte de la Cámara de Comercio de Gijón ha estado patente a través del peso del arte en la Feria, siempre presente a través de las arquitecturas y de las intervenciones escultóricas que se realizan en el recinto. Pero la Feria no era solo un lugar donde comprar, sino que también se generaban en ella espacios para la cultura con proyecciones de películas y exposiciones que se desarrollaron a lo largo de sus sesenta ediciones. El pabellón de la por entonces Caja de Ahorros de Asturias, ahora Liberbank, inaugurado en 1973, contaba con una sala de expo- siciones en la que se celebraron exhibiciones colaborando con artistas y comisa- rios locales. Corporaciones como el Grupo Masaveu fueron pioneros en mostrar, desde 1998 y a través de exposiciones temporales, su colección corporativa, que gracias a la riqueza y amplitud de obras y movimientos que contiene, genera una gran expectativa cada año por conocer su propuesta. Estas acciones fortalecían su imagen de marca y acercaban el arte de todas las épocas al numeroso público que acudía a la Feria. Sala de exposiciones del pabellón de la Caja de Ahorros de Asturias, inaugurado en 1973 (imagen publicada en Gijón, fiestas de verano 1976 , editado por el Ayuntamiento de Gijón, Comisión de Festejos, Turismo y Deportes).
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