Feria de Muestras de Asturias - HISTORIA GRÁFICA (1924-2016)

93 92 La Feria Internacional de Muestras, imagen de la Sociedad asturiana 1.4 de Muestras de Asturias. Además, ha capturado instantes que completan y sirven para profundizar sobre los distintos aspectos que han conformado el certamen y que definen el cambio sufrido por la sociedad asturiana. Como se ha estudiado en capítulos anteriores, a través del material gráfico conservado se puede narrar una breve historia de las artes gráficas en Asturias y puede ser interpretado como la principal herramienta con la que entender el arte en cada momento. La fotografía ha representado una extraordinaria fuente a través de la que enriquecer estas publicaciones, forjar aspectos de la identidad de la Feria y dejar constancia de los hechos acontecidos. La identidad de cada edición de la Feria de Muestras se ha visto reflejada especialmente a través de los carteles. El motivo de cada cartel, elegido libre- mente por cada artista, muestra en la sección de los años veinte el desarrollo de una feria incipiente en busca de una identidad. En la etapa moderna es, sin embargo, el reflejo del desarrollo imparable de un fenómeno social, obligado a estar a la vanguardia de las necesidades de la sociedad. La relación de artistas asturianos que año tras año idean la principal imagen del certamen forma un elenco representativo del arte en Asturias. Evidentemente no se encuentran todos los artistas que han despuntado en cada generación pero sí una buena muestra, también reflejo del gusto y moda de cada momento. Por lo tanto, los carteles constituyen una colección de gran valor, debido por un lado al carácter artístico que le otorgan sus autores y, por otro, al hecho de ser testimonio del mensaje que se pretendía resaltar en cada edición. Sin embargo, hay una particularidad de FIDMA que supera cualquier represen- tación iconográfica preestablecida y que hace que sus representaciones gráficas queden, de alguna manera, en un segundo plano en la memoria colectiva. Gracias al éxito popular del que ha gozado y que se ha mantenido a lo largo de las décadas, la Feria Internacional de Muestras de Asturias se ha convertido en un icono en sí misma, verdadero reflejo de la realidad asturiana. Si nos ceñimos a su etapa moderna, iniciada en 1965, la Feria de Muestras volvió como instrumento de carácter permanente con el que mostrar la pujanza de Asturias. Para ello, y para mantener vivo el apoyo popular, tuvo que diseñar un plan estratégico de consolidación basado en los resultados económicos favorables de sus expositores, la aportación de un valor añadido a la industria a través de la creación de redes de contacto y el entretenimiento de los visitantes a través del consumo y del ocio. El elemento visible de la fortaleza de la Feria era la consecución y desarrollo de un recinto ferial, objetivo que se cumplió gracias al trabajo de la iniciativa privada que contó con el apoyo de las instituciones públicas. Un trabajo en común, que no solo creó equipamientos funcionales sino que también fue generadora de una manera casi inconsciente de elementos identitarios del propio certamen. Las letras anunciadoras del certamen sobre el río Piles son uno de los elementos que más han perdurado en la memoria de aquellos que han vivido la Feria hasta los noventa. El puente aéreo de unión entre el recinto y El Molinón y los pabellones que se iban construyendo en el recinto ferial se unieron a ese patrimonio de la historia arquitectónica de la ciudad. Esta unión de distintos agentes favoreció la consecución de proyectos nacio- nales, como puede ser la asignación de un Polo de Desarrollo para Asturias. La Feria era un atractivo suficiente para atraer la mirada de ministros que, por lo general, apenas visitaban la región en viajes oficiales. Una vez que estaban en Asturias, los representantes de distintos organismos aprovechaban la ocasión para, de una parte, exigir reformas y mejoras en asuntos esenciales como las comunicaciones y, por otra, mostrar los avances conseguidos gracias al tesón de personajes locales que ayudaban a mostrar una imagen moderna y a Asturias como un lugar apto para las inversiones. La Feria ha sido un fiel reflejo de la evolución de la sociedad asturiana, inevi- tablemente imbuida en la realidad desarrollista nacional, pero con las caracterís- ticas propias de una región que a lo largo de su historia, dadas las circunstancias, ha debido mantener una actitud proactiva y luchar por no quedarse atrás. Con la apertura al exterior fue de especial importancia también las relaciones diplomáticas generadas en torno al certamen. La invitación a embajadores de multitud de países, desde Estados Unidos a China, así como una gran representa- ción de los países latinoamericanos, abrió una vía de comunicación que favoreció la llegada de misiones comerciales extranjeras con el objetivo de conseguir inver- siones foráneas y, sobre todo, ayudar a la internalización de empresas asturianas. El helicóptero de la Feria de Muestras, una de sus atracciones más esperadas, se convirtió en icono del certamen a finales de la década de los sesenta y parte de los setenta del siglo xx ca . 1969 (Acuña, archivo de la Cámara de Comercio de Gijón). La construcción del recinto ferial y sus continuas ampliaciones han evidenciado la fuerza de la Feria de Muestras y la capacidad de gestión de la Cámara de Comercio de Gijón, 1967 (Acuña, archivo de la Cámara de Comercio de Gijón).

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